viernes, 1 de abril de 2016

¿Curar la causa o curar la consecuencia?


Recientemente he leído la noticia del incremento de suicidios desde que comenzó la crisis. El número de casos ha aumentado por cuarto año consecutivo, y afirman que ha llegado a duplicar el número de muertos por accidente de tráfico. Saltan las alarmas en los partidos políticos, y se habla de tomar medidas al respecto. Concretamente se debate sobre "invertir en medidas de prevención". No tengo claro a qué se refieren, pero sí está claro que pretenden arreglar una de las consecuencias de la crisis. Personas que se quedan sin trabajo, personas que no ganan lo suficiente para vivir y pagar sus deudas, personas que son deshauciadas, personas que llegan al límite de acabar con su vida porque no ven otra salida a su calvario.

También se pueden leer muchas noticias sobre la guerra civil en Siria. Desde hace cuatro años, los rebeldes quieren acabar con el régimen impuesto en 1970 tras un golpe de estado. Y desde el año 2014, el Estado Islámico (liderado por antiguos miembros de Al Qaeda) se ha sumado al conflicto, e intenta hacerse con el poder de Siria aprovechando dicha guerra civil. Actualmente hay un serio problema con los millones de refugiados Sirios que esperan ser en las fronteras a ser acogidos. De nuevo, saltan las alarmas en los gobiernos, y no saben qué medidas tomar para corregir esta consecuencia de la guerra. Turquía, por ejemplo, está obligando por la fuerza a que refugiados vuelvan a Siria, al peligroso y derruido lugar de donde huyen.

Cuando se nos presenta un problema, la primera reacción generalmente es solucionar la consecuencia, y pasamos por alto que sería más efectivo curar la causa que curar la consecuencia. En el caso de los suicidios, sería más efectivo tomar medidas para evitar deshaucios y ofrecer empleo a personas en situaciones límite que tomar medidas de prevención de suicidios. En el caso de Siria, sería más efectivo poner fin a la guerra para que los refugiados puedan volver y reconstruir su país en vez de mantenerlos en las fronteras o buscándoles asilo en otros países. Si no se arregla la causa, probablemente el problema persista. Si sólo arreglamos la consecuencia, tan sólo aplazamos el problema.