sábado, 17 de diciembre de 2016

Inteligencia Asesina

En la mayoría de películas de ciencia ficción que tratan temas de inteligencia artificial, los robots toman consciencia de sí mismos, y su inmediata reacción es la de atacar humanos. Véase el caso de Skynet. Quizás la historia más conocida. Inicialmente se trataba de un sistema de seguridad internacional con acceso a cualquier recurso del planeta (cámaras de vigilancia, por ejemplo). Consistía en un software instalado en todo dispositivo conectado a internet (móviles, tablets, ordenadores, etc) y una inteligencia artificial que lo gestionaba todo. Sin que sus creadores se percataran de ello, dicha inteligencia artificial evoluciona, y llegaba a la conclusión de que había que exterminar a la raza humana. Su razón es que los propios humanos son el mayor peligro que hay en el planeta. Para llevar acabo su misión, fabrica Terminators de forma autónoma, y los envía a buscar y capturar personas para llevarlos a campos de concentración. Un genocidio en toda regla. Irónicamente este sistema de seguridad que estaba pensado para vigilar y protegernos, acaba con nosotros.


Personalmente dudo que el objetivo primordial de cualquier inteligencia artificial sea el de atacar personas. A no ser que sea en defensa propia. Porque es de suponer que cualquier inteligencia artificial con consciencia de sí misma tendría un instinto de supervivencia, como todo ser vivo. En la película "2001: Una odisea del espacio" del año 1968, el ordenador HAL 9000 controla la nave espacial que se dirige al planeta Júpiter. Decide acabar con la vida de sus tripulantes en cuanto se entera de que planean desconectarle por un fallo que ha tenido. Cuando uno de los protagonistas va a apagar el ordenador, esta inteligencia artificial dice que tiene miedo en repetidas ocasiones (al igual que todo animal cuando siente que su vida corre peligro) y le ruega que no le desconecte.

Por otro lado tenemos la película "Yo, robot", protagonizada por Will Smith. En ella se explican las tres leyes fundamentales que debe cumplir todo robot. La primera ley es básicamente no hacer daño a ningún humano ni permitir que lo sufra por causas ajenas. Es decir, salvarle la vida si es necesario. Pero nunca, bajo ningún concepto, hacerle daño directa o indirectamente. La segunda ley es la de obedecer las órdenes de un humano, excepto si se incumpliera la primera ley. Es decir, el robot acatará todas las órdenes menos cuando se le pida herir a un humano. La tercera ley consiste en que el robot protegerá su propia existencia a no ser que entre en conflicto con las anteriores leyes. Es decir, el robot podrá salvarse de un accidente siempre y cuando ello no implique que un humano muera. En la película se ve cómo uno de los robots que se comercializan para servir a la población rompe con las tres leyes, lo que le da cierta libertad. Obtiene libre albedrío, puede tomar las decisiones que considere oportunas, y esto le hace ser más humano. Evidentemente su objetivo no es el de exterminar la raza humana, sino el de reunirse con otros robots como él, "independizarse" de los humanos, y vivir como una raza más.

Luego está la historia de Westworld, una gran serie actual que también explora el concepto de inteligencia artificial. Narra los acontecimientos de un parque temático ambientado en el lejano oeste. Algo así como el Mini Hollywood que tenemos en el desierto de Almería. Los habitantes de los poblados son robots diseñados para que tener aspecto y comportamiento humano (llamados anfitriones). Los visitantes del parque (llamados huésped) se entretienen en el parque interactuando con ellos. Loa anfitriones están programados para no hacer daño a nadie, y cada día se les borra la memoria, por lo que para ellos cada día es el mismo día. Viven en un bucle en el que no recuerdan las atrocidades que han vivido, agresiones causadas por los huespedes por pura diversión. Pero tras una actualización de su software, algunos de ellos comienzan a recordar ser abusados y aniquilados, empiezan a defenderse de los humanos, e incluso conspiran para fugarse del parque. En la película original, del año 1973, acaban cometiendo una masacre. Terminan con la vida de los trabajadores y huespedes.

No olvidemos que todo esto es ficción. Para atraer al público, se producen este tipo de películas con la suficiente dosis de acción. Más que tratar el tema de inteligencia artificial, parece que están desarrollando el tema de inteligencia asesina. Ese concepto de robots que atacan humanos se aleja bastante de lo que sería en la realidad. Puestos a imaginar, un robot con consciencia de sí mismo sería tan inofensivo y amigable como C3PO de la saga Star Wars. Sería un robot tan inocente y adorable como Chappie. Con sentimientos, con miedo, con esperanza, con un propósito, como un humano más. Al igual que los animales, que poseen cierta inteligencia, quieren vivir, no matar a personas por placer. Más bien, somos las personas quienes tenemos una inteligencia asesina.