sábado, 10 de octubre de 2015

Blablacar, conocer personas mientras viajas


Para quien no la conozca, Blablacar es una página web donde los usuarios registrados publican viajes que van a realizar con su coche propio, y otros usuarios interesados en hacer el mismo trayecto reservan el número de plazas que necesiten. Contactan, y concretan una hora y punto de recogida. El conductor consigue costearse el combustible y los pasajeros consiguen un viaje más barato y rápido de lo que ofrece el transporte público. Todos salen ganando. Hay alternativas que proporcionan un servicio similiar, como Amovens, y probablemente en el futuro aparezcan más.

Aunque ha habido cierta polémica con la página. Ha estado en peligro de cerrarse porque las compañías de autobuses la acusan de robarle clientela. Yo al menos no he visto que, por ejemplo, Alsa haya tenido pérdidas económicas. Es más, cada año suben un poco los precios y la mayoría de gente sigue usándolos. Los taxistas creo que tampoco se ven afectados porque suelen hacer trayectos cortos dentro de la ciudad y alrededores. Yo diría que la cifra de personas que usan Blablacar es insignificante respecto al gran número de personas que viaja con transporte público cada día. Además, hay que tener en cuenta que en Blablacar se publican trayectos en coche que no existen en tren o autobús.

He estudiado lejos de casa, durante años he hecho largos viajes en autobús cada dos o tres semanas, y nunca he mantenido una conversación con los compañeros de asiento que me han tocado. Digamos que ahí cada persona va a lo suyo y no le importan los demás. En mi caso siempre me entretenía escuchando música con mis auriculares mientras observaba el paisaje. Tenemos la oportunidad de conocer personas, de hacer nuevas amistades, pero la dejamos pasar por vergüenza, por no saber qué decir, por no querer molestar, o simplemente porque no nos interesa. En metro pasa exactamente igual. Es un transporte público pero irónicamente es un transporte "antisocial".

Una de las ventajas que tiene viajar en Blablacar, aparte de ser más cómodo, corto, y barato, es el hecho de poder conocer a las personas que viajan contigo. Es inevitable establecer alguna conversación en un grupo reducido que se ve "forzado" a pasar unas horas juntos. Siempre se empieza con un "de dónde venimos y a dónde vamos". Cada uno cuenta ligeramente su vida y el motivo de su viaje. A partir de ahí, la cantidad de temas que surgen es proporcional al número de kilómetros.

En estos dos años desde que hago uso del servicio, tanto como conductor como de pasajero, he tenido el placer de conocer personajes de lo más variopinto: Una chica vegetariana que quería dedicarse a la hostelería. Un divorciado con 5 hijos que trabaja en Almería y cuya familia reside en Barcelona. Un subsahariano que lleva 7 años trabajando en España y ha aprendido a hablar perfectamente castellano y catalán. Un joven dentista que trabaja en un pueblo de Jaén que mantiene una relación a distancia con una chica de Málaga a la que que acude a ver cada fin de semana. Una chica de Jaén que estudia enfermería en Valencia. Una joven de mi ciudad que trabaja en Granada en marketing en Internet. Otro joven también de mi ciudad que trabaja en Almería como abogado. Y la lista continúa.

Todos me han aportado algo en mayor o menor medida. He disfrutado de los temas sobre los que se han debatido, he aprendido de las experiencias y anécdotas que han contado, y me han transmitido su ilusión por lo que hacen. Realmente me parece bonito el hecho de que personas tan distintas, de diferentes edades, nacionalidades, y oficios lleguen a conectar. Hasta me hace imaginar que se podría grabar un programa de televisión sobre esto. Al final del trayecto sientes que has hecho nuevos amigos y esperas volver a encontrarte con ellos alguna vez en otro viaje. Para mí, en general, es una experiencia satisfactoria, y desde aquí animo a quien no lo ha probado que se atreva a hacerlo.

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