jueves, 29 de octubre de 2015

El vicio de las redes sociales


Conforme pasan los años, internet se vuelve más accesible, y las personas están más interconectadas. Hace una década no nos creíamos que desde cualquier parte, dentro o fuera de ciudad, podríamos tener acceso a internet con nuestros teléfonos móviles de forma rápida y barata. Yo al menos jamás imaginé que, por ejemplo, desde la orilla de la playa podría compartir instantáneamente una fotografía de la misma. Además, se han desarrollado aplicaciones específicas para cada servicio web, lo cuál hace que el acceso sea aún más sencillo. Esto ha hecho que no sólo los jovenes hagan uso de ello, sino que también generaciones más mayores se estén subiendo al carro poco a poco.

Lo que podemos ver en nuestros dispositivos suele ser más interesante que lo que hay a nuestro alrrededor. Noticias, curiosidades, música, humor, vídeos, publicaciones de familiares o amigos, etc. Estar en redes sociales interactuando con la gente también nos hace sentir menos solos, e incluso se pueden crear y mantener amistades online. Todo esto nos lleva a que, sin darnos cuenta, estar pegados a nuestros móviles se convierta en un hábito, en una aparente adicción. Prácticamente desde que nos levantamos hasta que nos dormimos.

En la actualidad llegamos a ver escenas en las que todos los miembros de una familia están más pendientes de sus dispositivos, más atentos al mundo exterior, que de lo que acontece dentro de su propio hogar. En varias ocasiones esto me ha llevado a cuestionarme si las redes sociales están, de alguna forma, destrozando las relaciones humanas tal y como habían sido hasta hace relativamente poco. Antiguamente la gente sólo podía comunicarse por cartas. Pasaba tiempo sin verse ni conversar, sin que estuvieran en contacto directo, pero ahora podemos estar en contacto permanentemente aunque indirectamente.

Todo tiene su parte buena y su parte mala, y yo lo que observo es que aunque el hecho de poder comunicarnos con cualquier persona en cualquier lugar y a cualquier hora sea un gran avance para la sociedad, a pesar de que se socialice más, se podría decir que las relaciones humanas se vuelven menos humanas, y pasan a ser relaciones entre una persona y un aparato electrónico. Resulta triste ver que alguien le hable y sonría más a una inerte pantalla que a otra persona cara a cara. ¿Es algo realmente malo? Depende del punto de vista. Lo que está claro es que internet está cambiando ligeramente la forma en la que la gente se relaciona y las consecuencias las veremos a largo plazo.

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