domingo, 4 de octubre de 2015

El feminismo no es cosa de hombres


Si nos remontamos al origen del feminismo, allá por el siglo XIX, el movimiento consistía básicamente en grupos de mujeres que exigían tener los mismos derechos que el hombre y que se reconociera que las mujeres estaban tan capacitadas como ellos para realizar cualquier actividad. La idea siempre ha sido la de concienciar a la sociedad e igualar la mujer al hombre. Hasta entonces el hombre había gozado de una posición privilegiada, mientras que a la mujer se la oprimía y dominaba. Normalmente condenadas a ser amas de casa, explotadas y tratadas como objetos, sin derecho a votar, ni estudiar, y sin posibilidad de optar a un alto cargo. Sí se puede afirmar que el feminismo en aquella época era cosa de mujeres. Porque nadie más las apoyaba. Eran tachadas de revolucionarias, encarceladas, e incluso fusiladas. Llegamos al siglo XXI, y seguro que estarían orgullosas de los avances que se han conseguido desde entonces gracias a la lucha de varias generaciones. 

Los tiempos cambian, la sociedad evoluciona, y el movimiento también. Desde mi punto de vista, el feminismo moderno ya no sólo tiene esa base original (la de igualar derechos). Hoy en día se ha extrapolado a otros ámbitos. Por ejemplo, la lucha contra la violencia de género y la trata de mujeres se ha derivado de ahí. Ahora el feminismo también cuestiona temas de moda, aspecto físico, lenguaje sexista, e identidad de género. Se ha mezclado con otros movimientos, como el LGBT, para luchar contra la homofobia y transfobia. Existen feministas radicales que atacan directamente conductas o pensamientos de personas machistas. Han surgido distintas corrientes feministas, y parece que todo se ha descontrolado un poco. En redes sociales te puedes encontrar feministas discutiendo con feministas por diferencias de ideas hasta el punto de convertirlo en una absurda guerra.

En más de una ocasión he llegado a leer comentarios de chicas feministas que afirman que los hombres deberían mantenerse al margen del feminismo, que no deberían ser partícipes porque "no entienden los problemas de las mujeres porque no son mujeres". Dicho con un aire entre recelo y rencor, como si todos los hombres en general fuesen culpables del sistema patriarcal y responsables de las malas experiencias por las que hayan pasado. Cuando me encuentro algo así, me quedo con la misma cara que se te pone cuando te suspenden un examen para el que te has esforzado por un motivo que no te parece justo o cuando tus amigos organizan una fiesta a la que no te han invitado. Me siento excluído del movimiento, como si anularan mi voz y voto, infravalorada la opinión personal que pueda aportar e ignorada la crítica constructiva que pueda plantear.

No le veo sentido a que, por el hecho de que una persona sea un varón cisexual, se considere que no pueda ponerse en la piel de una mujer y pensar como ella. Es cierto que un hombre no tiene miedo a ser violado cuando camina a solas por una calle de noche, que ningún viejo verde le va a mirar el culo al pasar, que nadie se va a atrever a soltarle algún piropo o hacerle una propuesta indecente. Tal vez el hombre no tenga que soportar ese tipo de cosas, pero sí puede ser consciente, por ejemplo, de los llamados micromachismos, querer erradicarlos, y querer colaborar en los problemas que el feminismo debate en la actualidad.

He visto cómo feministas acusan directamente de ser machistas a personas que no están de acuerdo con lo que dicen y rebaten sus argumentos, aunque vayan con buena intención. En especial si se trata de hombres. Y el respeto e igualdad no se consigue rechazando, negando, excluyendo, y en definitiva, creando más desigualdad. Puede que sí tengan razón, que se trate de una persona machista cerrada de mente que no quiera aceptar la realidad. Pero como se suele decir, no hay que meter a todos en el mismo saco. También puede pasar que simplemente esté desinformado, que al principio algo no le parezca machista que sí lo es en el fondo, y basta con hacer un pequeño esfuerzo por informarse y un ejercicio de introspección y deconstrucción.

En mi opinión, el feminismo también es cosa de hombres. Es incumbencia de todos y para el bienestar de todos, independientemente de su sexo, sexualidad, género, raza, religión, etc.

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